sábado, 18 de agosto de 2012

Programa de Epistemología de la Educación - 2012



UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
CARRERA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

PROGRAMA DE EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACION
SEGUNDO CUATRIMESTRE DE 2012

I  Fundamentación:
La discusión fundamental en el campo de la epistemología se da entre las concepciones positivistas y no positivistas de las ciencias, sus métodos, el modo de concebir el saber, al sujeto y la subjetividad, al objeto y lo que se considera objetividad y verdad.
El espacio histórico abierto primero por el surgimiento de la ciencia moderna que impulsa el desarrollo de las ciencias naturales y de la técnica, es resituado desde el surgimiento del positivismo, concepción a partir de la cual nacen las ciencias sociales con la pretensión expresa de ordenar y conservar el mundo social y cultural a partir del establecimiento de verdades definitivas y que considera que las ciencias naturales son el modelo a seguir por su carácter de objetividad y neutralidad valorativa.  Las diversas rupturas en las ciencias produjeron como consecuencia el cuestionamiento de la concepción moderna de las mismas y el cambio en la concepción de la verdad como única, eterna e inmutable.  A partir de las concepciones contemporáneas de las ciencias que cuestionan el paradigma positivista en sus diversas acepciones se abre un campo de discusión epistemológico en el cual puede situarse a las lógicas no euclidianas, a la física cuántica, a la lingüística, a la antropología, a la historia y el psicoanálisis cuyos efectos en el modo de concebir al sujeto, la historia, la cultura, la objetividad, complejizan el modo de entender lo que es y lo que no es científico, la verdad y la función y el valor de las ciencias.
Según la Escuela Epistemológica Francesa a la que pertenecen Bachelard, Canguilhem y Foucault, la misma ciencia moderna surge con su carácter de sistema abstracto y relacional y que es éste el que define a las ciencias, cuestionando de raíz los postulados de la filosofía de las ciencias inglesa y norteamericana de corte empirista y en la que se anclan el positivismo, el neopositivismo  y las corrientes instrumentalistas de las ciencias.
La epistemología es un campo de saber que permite situar los supuestos que subyacen a los discursos científicos y, también, las consecuencias sociales, políticas, culturales, de los conocimientos llamados científicos, por tanto, cuando de epistemología se trata, no puede pensarse un campo meramente teórico, ajeno a lo social, histórico y político; menos aún, ajeno a la concepción de subjetividad y de sujeto que opera en esos discursos.  Los conocimientos científicos afectan de modo complejo, pero situable, la vida social en sus diversas dimensiones: económica, jurídica, cultural, educativa, política.  La discusión entre las ciencias y la ideología trama la problemática epistemológica.  Afirmar que no hay neutralidad valorativa en el campo de las ciencias, es un modo de postular que no hay concepción teórica sin consecuencias sobre la vida de los sujetos y es en el espacio epistemológico donde se juegan o se pueden ubicar esos valores dichos o supuestos.
Situar en su complejidad estas cuestiones circunscribe el recorrido a realizar en el presente programa.

II Objetivos:
Al finalizar el curso los alumnos serán capaces de:
·        Reconocer el campo problemático de la epistemología.
·  Distinguir los supuestos epistemológicos substancialistas que sostienen las concepciones positivistas en las ciencias.
·     Comprender que toda teoría implica una serie de supuestos teóricos que constituyen la trama epistemológica de la misma y que no está exenta de valores y opciones teóricas.
·        Situar los momentos históricos y el contexto científico en el que surgen las diversas ciencias.
·     Situar las discusiones entre las concepciones llamadas positivistas y las que plantea la ciencia contemporánea  que articulan el campo de la epistemología.
·    Comprender las consecuencias de la afirmación de que la ciencia es neutral y conocer las críticas que se hacen a esta afirmación desde distintas elaboraciones teóricas de distintas disciplinas.
·       Reconocer el lugar que se le otorga a la ciencia en nuestra sociedad.
·    Reconocer el papel constructor de realidades sociales de los medios de comunicación social, fundamentalmente la televisión y de la construcción que realizan los discursos que circulan por los medios.
·      Elaborar interrogantes acerca de la problemática planteada.

III Unidades programáticas
Unidad I
Siglo XVII.  Descartes y el cogito.  Surgimiento de las ciencias modernas.
Siglo XVIII.  El proyecto Iluminista de las ciencias: saber absoluto, capacidad de predicción de las ciencias, acumulación de la verdad y poder sobre el mundo natural y social.
Comienzo de una discusión fructífera: la epistemología francesa contemporánea y su propuesta de ruptura con las concepciones empiristas y positivistas.
Bachelard y la noción de obstáculo epistemológico. Sentido común y conocimiento científico.
Michel Foucault y la ruptura de las evidencias: una propuesta epistemológica no substancialista.
Los conocimientos científicos como descubrimientos o como producción de discursos que construyen la realidad desde lo simbólico.  La objetividad como horizonte.
La problemática de la ideología como límite de lo que se considera científico.
Edgar Morin: el paradigma de la complejidad. Fundamentos y nociones.

Unidad II:
Contexto histórico-científico en el que se produjeron las rupturas con el empirismo y el substancialismo en las ciencias formales y naturales:
Física clásica: La ciencia moderna como  construcción abstracta y relacional.
El caso Galileo: surge la Física como ciencia.
Galileo y la Revolución Científica del siglo XVII.
La teoría de la neutralidad valorativa de las ciencias.
La crítica a esa concepción: la construcción de la realidad desde la teoría, lo real como perdido.

Unidad III:
Las ciencias sociales, contexto histórico y epistemológico en el que surgen.  Rupturas producidas  con el substancialismo y el empirismo.  Recorrido de algunas producciones de diversas ciencias sociales donde se muestra y demuestra la imposibilidad de la construcción neutral del conocimiento.  Crítica a las nociones del positivismo.
Sociología: La conceptualización de Pierre Bourdieu acerca del objeto y del método sociológicos.
Teoría de la Comunicación Social: el papel constructor de la realidad de los medios.  Narración y relato como construcción de los ‘hechos’ por parte de los medios de comunicación.
Función social de los medios de comunicación.  Crítica a la teoría sobre la neutralidad y objetividad de los medios de comunicación.
Filosofía. La estructura como modo simbólico de acceder a lo real: Construcción humana regulada y reguladora.  Lacan y la imposibilidad de la substancia: no hay Ser sin falta.  Lo Simbólico, lo imaginario y lo real como categorías para pensar la incompletud de los discursos, y las prácticas.
Concepción del sujeto en situación.
Criterio tradicional de verdad: la verdad como adecuación.  La verdad como interrupción de un saber previo.  La verdad como singularidad.  Verdad y veracidad.  La problemática filosófica de la verdad.
Las categorías en las que se trama la problemática epistemológica contemporánea:
Determinismo, Indeterminismo, Azar, Causalidad, Causa, Continuidad, Discontinuidad.

Unidad IV:
Breve recorrido histórico sobre el desarrollo de la investigación científica  en Argentina y su trama con los proyectos de país y la concepción del Estado en cada momento de la historia de la Nación.
La investigación científica y el CONICET.  Presupuesto, investigación y producción de conocimientos.
El mal de Chagas, una enfermedad argentina y latinoamericana.  Las vicisitudes de la investigación en Argentina.  La historia de Salvador Mazza.
Ramón Carrillo: médico sanitarista argentino, su historia y su pensamiento.
Visita a Tecnopolis  para registrar  y reseñar  la investigación, descubrimiento o avance tecnológico que les haya impactado más.  

IV  Metodología de trabajo:
Seminario de trabajo sobre textos que atraviesan la temática planteada en las diversas unidades.  Lectura de textos y discusión de los mismos en un espacio de construcción colectiva de conocimientos. La modalidad del seminario es teórico-práctica.

V  Evaluación y Regularidad:
Se requiere el 75 % de asistencia, la aprobación de dos instancias de evaluación y la aprobación de una instancia final de examen.  Para rendir libre la materia, es menester hablar personalmente con la cátedra.

VI  Equipo de cátedra
Profesora Titular:           Dra. Mónica Cerutti
Ayudantes:                     Prof. Viviana Pérez
                                      Prof. Liliana Ghisolfo
                                      Prof. Marcelo Berias.

VII  Bibliografía general
·  BACHELARD, Gastón: La formación del espíritu científico, Siglo XXI Editores, México, 1984.  Capítulo 1 “La noción de obstáculo epistemológico.  Plan de obra”.
·   BENASAYAG, Miguel: Pensar La Libertad, Nueva Visión, Buenos Aires, 1996.  Capítulo 3 “La Mathesis universal y el nacimiento de la modernidad”, Capítulo 6 “Una razón no determinista”.
·   BERIAS, Marcelo: Tríptico.  Conceptos de historia.  Septiembre de 2005.
·  BOURDIEU, Pierre y Loïc WACQUANT: Una invitación a la sociología reflexiva, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2005.  Capítulo I “Hacia una praxiología social: la estructura y la lógica de la sociología de Bourdieu”, por Loïc Wacquant.
·   BOURDIEU, Pierre: Contrafuegos.  Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal, Editorial Anagrama, España, 1999. Artículos: La mano izquierda y la mano derecha del Estado; Actualmente, la precariedad está en todos lados.
·    BOURDIEU, Pierre: La miseria del mundo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010. Artículos: Al lector; El espacio de los puntos de vista; Comprender; Post-Scriptum.
·    CARBAJAL, Mariana: El karma de ser joven y pobre, Página/12, 10 de agosto de 2009.
·    CERDEIRAS, Raúl: Galileo Galilei en el escenario del mundo, artículo extraído de “Revista del Teatro San Martín”, Buenos Aires, 1984.
·  CERUTTI, Ana M., DI BELLA, Mario, PÉREZ, Viviana y SUAYA, Sofía (coord.): Orientaciones. Introducción al Pensamiento Científico, Eudeba / UBA XXI, Buenos Aires, 2006.  Artículos seleccionados por la cátedra.
·    FINK, Nadia e Ignacio Portela: La realidad es más poderosa que las voces que la interpretan, entrevista a Eduardo Galeano, Revista Sudestada. Cultura, política y actualidad (Año 10, Nº 100, Julio 2011)
·    FOUCAULT, Michel: Mesa redonda del 20 de mayo de 1978, en La imposible prisión: debate con Michel Foucault,  Barcelona, Editorial Anagrama, 1982.
·     FOUCAULT, Michel: Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, 1979.  Selección.
·    HOMENE, Andrea: Jóvenes en conflicto con la ley penal. 'Yo quería las zapatillas buenas', Página/12, 11 de agosto de 2011.
·   MARTÍN-BARBERO, Jesús: Procesos de comunicación y matrices de cultura. Itinerario para salir de la razón dualista, México, Ediciones G. Gili, 1988.  Introducción, Cap. I Lugar de partida: El debate latinoamericano en el inicio de los años sesenta.
·  MATTELART, Armand: La guerra de las palabras, Publicado en Le Monde diplomatique / el Dipló, Mutaciones en la Comunicación, Agosto 2007.
·   MÉNDEZ, María Laura y Blas ALBERTI: Antropología. Lecciones introductorias, Ed. Macchi, Buenos Aires, 1985. Capítulos “El Iluminismo” y “Programa del Iluminismo. Efectos”.
·   MORIN, Edgar: Articular los saberes (textos escogidos). “¿Qué saberes enseñar en las escuelas?”, Buenos Aires, Ediciones Universidad del Salvador, 1998.
·   QUINTANILLA, Miguel A.: Diccionario de Filosofía Contemporánea, S/D. Artículos: Ciencia (Filosofía de la), Causalidad, El mito de la ciencia.
·   RODRÍGUEZ, Carlos Un informe para que la prensa informe mejor, Diario Página/12, agosto de 2009.
·   ROUSSEAUX, Fabiana: Terrorismo de Estado y manicomio. La extracción de la verdad, Página/12, Jueves, 11 de agosto de 2011.
·  TAMARIT, José: Educar al soberano. Crítica al iluminismo pedagógico de ayer y de hoy, Buenos Aires, Miño y Dávila Editores-Instituto Paulo Freire, 1994.  Capitulo: Discurso científico, educación y representación social.
·    VÁZQUEZ, Eduardo, Marcelo Berias: Ficha de Cátedra sobre Positivismo.
·    ZAFFARONI, Eugenio Raúl: La cuestión criminal, Planeta, Buenos Aires, 2011.  Artículos: La palabra de los muertos; La Edad Media no ha terminado; Mallevs, Maléfica-rvm, Maléficas & eatum; Cautio Criminalis; John Locke; Hegel: El delito es…; Cesare Lombroso; Hitler: Mein Kampf; Criminólogos: Atentos a la criminología mediatica.

VIII  Bibliografía de consulta:
·    BOURDIEU, Pierre: La esencia del neoliberalismo, Artículo publicado en Le Monde, diciembre 1998.
·    BOURDIEU, Pierre: Preguntas a los verdaderos amos del mundo, Texto publicado en Le Monde (14 de octubre de 1999) y en Libération (13 de octubre de 1999).
·    CHALLMERS Alan F.: ¿Que es esa cosa llamada ciencia?, Siglo XXI Ed., México, 1987.
·    HILBERT, David: La paradoja del hotel infinito.
·    JURAINVILLE, Alain: Lacan y la filosofía.
·  KLIKSBERG, Bernardo: El contexto de la juventud en América Latina y el Caribe: interrogantes, búsquedas, perspectivas. http://www.undp.org/fondo-aecid/doc/ny1_kli_elcon.doc
·    KLIKSBERG, Bernardo: Mitos y realidad sobre la criminalidad, Página/12.
·   KLIMOVSKY, Gregorio: Las desventuras del conocimiento. Una introducción a la epistemología, a►Z Editora, Buenos Aires, 2006.  6ª reimpresión.  Capítulo I El Método Científico, artículos “El concepto de ciencia” y “La base empírica de la ciencia”.
·    KLIMOVSKY; Gregorio: La inexplicable sociedad. Cuestiones de epistemología en las Ciencias Sociales, 3ª Edición,  Buenos Aires, a►Z Editora, 2001.  Cap. 1 La epistemología de las ciencias sociales.
·    KLINE, Morris: Matemáticas la pérdida de la certidumbre, Siglo XXI Ed., Madrid, 1985.
·    KOYRE, A.: Estudios de Historia del Pensamiento Científico. Siglo XXI, México, 1978.
·                        Del mundo cerrado al universo infinito, Siglo XXI, México, 1992.
·                        Estudios Galileanos, Siglo XXI, México 1991.
·    MARCH, Robert H.: Física para poetas, Siglo XXI Editores, México, 1997.
·    PARDO, Rubén: El desafío de las Ciencias Sociales: desde el naturalismo a la hermenéutica, Selección de textos de la cátedra.
·    ROIG, Arturo A.: Los Krausistas argentinos, Ed. El Andariego, Buenos Aires, 2006.
·    RUSSELL, Bertrand: La paradoja del barbero.


Mónica Cerutti y equipo
Agosto de 2012

Epistemología de la Educación - Módulo 1



Epistemología de la Educación
Módulo 1


1.  CERDEIRAS, Raúl: GalileoGalilei en el escenario del mundo, artículo extraído de “Revista del Teatro San Martín”, Buenos Aires, 1984.

2.  MÉNDEZ, María Laura y Blas ALBERTI: Antropología. Lecciones introductorias, Ed. Macchi, Buenos Aires, 1985. Capítulos “El Iluminismo” y “Programa del Iluminismo. Efectos”.

3.   VÁZQUEZ, Eduardo: Ficha de Cátedra sobre Positivismo.

4.  BENASAYAG, Miguel: Pensar la libertad, Nueva Visión, Buenos Aires, 1996.  Capítulo 3 “La Mathesis universal y el nacimiento de la modernidad”, Capítulo 6 “Una razón no determinista”.

5.  BACHELARD, Gastón: La formación del espíritu científico, Siglo XXI Editores, México, 1984.  Capítulo 1 “La noción de obstáculo epistemológico.  Plan de obra”.

6.  QUINTANILLA, Miguel A.: Diccionario de Filosofía Contemporánea, S/D.  Artículos: Ciencia (Filosofía de la), Causalidad, El mito de la ciencia.

7.   BERIAS, Marcelo: Tríptico: Conceptos de historia  Septiembre de 2005.

8.   FOUCAULT, Michel: Mesa redonda del 20 de mayo de 1978, en La imposible prisión: debate con Michel Foucault,  Barcelona, Editorial Anagrama, 1982.

9.   FOUCAULT, Michel: Microfísicadel poder, Madrid, La Piqueta, 1979.  Selección.

10. BOURDIEU, Pierre y Loïc WACQUANT: Una invitación a la sociología reflexiva, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2005.  Capítulo I “Hacia una praxiología social: la estructura y la lógica de la sociología de Bourdieu”, por Loïc Wacquant.

11. CERUTTI, Ana M., DI BELLA, Mario, PÉREZ, Viviana y SUAYA, Sofía (coord.): Orientaciones. Introducción al Pensamiento Científico, Eudeba / UBA XXI, Buenos Aires, 2006.  Artículos seleccionados por la cátedra.


Profesor  Marcelo Berias



Epistemología de la Educación - Módulo 2



Epistemología de la Educación
Módulo 2



1.      MARTÍN-BARBERO, Jesús: Procesos de comunicación y matrices de cultura. Itinerario para salir de la razón dualista, México, Ediciones G. Gili, 1988.  Introducción, Cap. I Lugar de partida: El debate latinoamericano en el inicio de los años sesenta.
2.      BOURDIEU, Pierre: Contrafuegos.  Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal, Editorial Anagrama, España, 1999. Artículos: La mano izquierda y la mano derecha del Estado; Actualmente, la precariedad está en todos lados.
3.      MATTELART, Armand: La guerra delas palabras, Publicado en Le Monde diplomatique / el Dipló, Mutaciones en la Comunicación, Agosto 2007.
4.      ZAFFARONI, Eugenio Raúl: La cuestión criminal, Planeta, Buenos Aires, 2011.  Artículos: La palabra de los muertos; Hegel: El delito es la negación del derecho; la pena es la negación del delito; -Luego- la pena es la afirmación del derecho; ; Cesare Lombroso; Criminólogos: Atentos a la criminología mediatica.
5.      CINCO ARTÍCULOS para ayudarnos a comprender 'la realidad'
a)     FINK, Nadia e Ignacio Portela: La realidad es más poderosa que las voces que la interpretan, entrevista a Eduardo Galeano, Revista Sudestada. Cultura, política y actualidad (Año 10, Nº 100, Julio 2011)
b)     RODRÍGUEZ, Carlos Un informe para que la prensa informe mejor, Diario Página/12, agosto de 2009.
c)     ROUSSEAUX, Fabiana: Terrorismo de Estado y manicomio. La extracción de la verdad, Página/12, 11 de agosto de 2011.
d)    CARBAJAL, Mariana: El karma de ser joven y pobre, Página/12, 10 de agosto de 2009.
e)     HOMENE, Andrea: Jóvenes en conflicto con la ley penal. 'Yo quería las zapatillas buenas', Página/12, 11 de agosto de 2011.
6.      TAMARIT, José: Educar al soberano. Crítica al iluminismo pedagógico de ayer y de hoy, Buenos Aires, Miño y Dávila Editores-Instituto Paulo Freire, 1994.  Capitulo: Discurso científico, educación y representación social.
7.      BOURDIEU, Pierre: La miseria del mundo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010. Artículos: Al lector; El espacio de los puntos de vista; Comprender; Post-Scriptum.
8.      MORIN, Edgar: Articular los saberes (textos escogidos). “¿Qué saberes enseñar en las escuelas?”, Buenos Aires, Ediciones Universidad del Salvador, 1998.
9.     CARRILLO, Ramón: Política Sanitaria Argentina. Textos elegidos, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Buenos Aires, 2006.  (Selección de capítulos del libro Política Sanitaria Argentina, 1949).


                                                                                        Profesor  Marcelo Berias


Nota:  
De acuerdo al volumen del módulo 2, es posible que el centro de copiado edite los textos de Morín y Carrillo en un 3º módulo. 

viernes, 17 de agosto de 2012

Para rendir el Final en condición de Alumno Libre



Para rendir libre, se debe tener leída a full toda la bibliografía obligatoria y presentar un trabajo escrito tipo ensayo, monografía o similar, de aproximadamente 10 páginas, letra 12 Time New Roman o Arial, interlineado simple o sencillo, 15/20 días antes de presentarse al llamado que se elija (puede ser en el llamado anterior), donde se relacionen (al menos) tres temas de la bibliografía con alguna/as situación y/o problemática educativa actual que les parezca sustancial o relevante...

Cualquier duda, pasar los días jueves por la cátedra, de 18 a 21 hs., aula 14 (durante 2012)


Profesor Marcelo Berias



jueves, 16 de agosto de 2012

Michel Foucault: ¿Por qué me interesa tanto la política?




"¿Por qué me interesa tanto la política?
Si pudiera responder de una forma muy sencilla, diría lo siguiente: ¿por qué no debería interesarme?
Es decir, qué ceguera, qué sordera, qué densidad de ideología debería cargar para evitar el interés por lo que probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia, esto es, la sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas dentro de las que funciona y el sistema de poder que define las maneras, lo permitido y lo prohibido de nuestra conducta.


Después de todo, la esencia de nuestra vida consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos.
De modo que no puedo responder a la pregunta acerca de por qué me interesa; sólo podría responder mediante la pregunta respecto de cómo podría no interesarme  (...)  No estar interesado por la política es lo que constituye un problema.  De modo que, en lugar de preguntarme a mí, debería preguntarle a alguien que no esté interesado por la política y entonces su pregunta tendría un fundamento sólido, y usted tendría todo el derecho de gritar enfurecido:
¿Por qué no te interesa la política?"

Michel Foucault

sábado, 11 de agosto de 2012

Noam Chomsky: Las 10 técnicas de manipulación mediática







1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas).

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la auto culpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.






Julián Odriozola: Final de Epistemología de la Educación, Julio de 2010




(...)  Porque, coincidiendo con Barbero, no hay nada mas contrario a la ciencia que las palabras haciendo las veces de conceptos, los slogan supliendo el difícil y largo proceso de conocer. La idea no es oponer el leer al escribir. (...)
Estamos intentando plantear problemas, el de la existencia de una lectura-escritura consumo, y la necesidad de una lectura-escritura producción
Es el problema de la Universidad-mercado, es la necesidad de una Universidad–fabrica. Las palabras pueden chocar, lo importante es el problema y la necesidad que encierra. (...) 
La necesidad de una educación que ayude a problematizar(...)



Julián Odriozola
Final de Epistemología de la Educación, 
Julio de 2010

viernes, 10 de agosto de 2012

Página12 - Eduardo Aliverti: Chau, sólo casi






Lunes, 15 de agosto de 2011
EL PAÍS
Chau, sólo casi
Por Eduardo Aliverti
Es noche de domingo. Ya avanzado, no mucho, el cierre del escrutinio. El firmante resuelve que no tiene sentido prolongar el envío de su columna.
En las radios de la oposición se pisan las voces de conductores y columnistas, tratando de interpretar lo que califican como “excelente” elección de Duhalde contra el lacrimoso desempeño del hijo de Alfonsín. Los desmiente al rato el Momo Venegas, rictus deprimente mediante. El bunker de la paciente psiquiátrica ambulatoria está vacío, literalmente. Los cronistas, comentaristas y presentadores de piso televisivos tienen ritmo de velorio: dedican largos momentos a un Altamira que habría alcanzado el milagro. Los portales no actualizan datos. Aparece el chaqueño radical Angel Rozas, con cara de estreñido, advirtiendo sobre el mero carácter de primarias que tuvieron las elecciones y rematando con que “era obvio que ganaba Cristina, no sé de qué se sorprenden”. Buscan datos de Rosario, cordobeses, del interior bonaerense. No hay caso. Morales Solá hace un avance en TN. Afirma que la oposición tiene graves dificultades articulatorias y que no se ve cómo podría corregirlas en un par de meses. Párrafos para Altamira, porque alcanza el milagro.
Una primera impresión radica en contrastar el clima mortuorio del periodismo opositor con las ínfulas percibidas tras Capital, Santa Fe y Córdoba. El Gobierno estaba entre gravemente amenazado y muerto, según los propagandistas disfrazados de prensa independiente. Esa no fue una percepción fundada en datos incontrastables o siquiera aproximados a tal cosa. Se trató de una construcción de imaginario antikirchnerista que iba en contra de cualquier lógica, incluyendo lo que ellos, los propios militantes de la pesadumbre, del país hecho mierda, del antro corrupto, pintaban como la Argentina del voto complejo y cruzado. Puede parecer una simplificación excesiva, o un apunte cargado de vicio profesional, dedicar el comienzo de un análisis a cómo les fue a los agoreros de la prensa. Pero es que no puede, no debe desprenderse del razonamiento que se quiera la realidad de una oposición comandada por esas corporaciones mediáticas. Son ellas las que impulsan cada día, cada momento, cada boletín informativo, la imagen de un país atravesado por dramas y nada más. Es ésa, la prensa opositora, la gran derrotada de ayer. Sus horribles pretendientes a intelectuales orgánicos, a analistas sesudos, a lamebotas corporativos constituyen la imagen de derrota inicial.
Pero, cuidado, porque también es certeza que este dispositivo de las primarias no permite descanso. La elección, opción, participación o encuesta de este domingo obliga –debería obligar– a continuar trabajando. El oficialismo afronta el desafío de no dormirse. La tentación al respecto es muy grande. La victoria en el Gran Buenos Aires fue fenomenal, demoledora, y lo fue igualmente en territorios adscriptos a una concepción agrogarca que hizo pensar, a apurados y manipuladores, en un espíritu protestón capaz de trasladarse a las urnas sin más ni más. Hace pocas semanas, en esta columna, decíamos que la “sencillez” del voto popular –adjudicada por el marketing vacío del duranbarbismo a la mera táctica del “me va bien”– era aquello por lo que precisamente triunfaría Cristina. La “gente” no come vidrio y sus apuestas por variantes locales no son miméticas con sus preferencias de orden nacional. Vale lo acaecido ayer en Capital: salvo por Recoleta y algún par de comunas, el kirchnerismo ganó tranquilo donde el hijo de Franco pareció invencible. La calidad del voto ciudadano, republicano y anos por el estilo, con que la derecha viene regodeándose hace mes y pico funcionó a favor del autoritarismo kirchnerista, de la yegua montonera, de la corrupción que blanden Clarín, La Nación & Cía. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las primarias son solamente indicativas. No hay antecedentes de qué quiere decir ganarlas con mucha comodidad.
A la hora de cerrarse esta nota, simultáneamente, no está claro quién es el segundo indiscutible. Ni parece que vaya a estarlo. Tampoco es cristalino cómo articularán con el sibarita electorado macrista. El hijo de Alfonsín, El Padrino, Carrió –desaparecida en inacción– y excluyamos a Binner son lo mismo y de hecho ya negociaron de cara a octubre, pero en el (digamos) ideario colectivo, no significan igual respuesta. ¿Los votos de Ricardito se trasladarían mecánicamente hacia Duhalde? ¿Los de Duhalde irán a parar a El Padrino así como así? Anoche habría quedado establecido que un rejuntado opositor detrás del segundo más votado (???) no significa hablar de un adversario más peligroso para las aspiraciones kirchneristas. Parecería que un gesto de esa naturaleza podría entenderse como oportunismo y punto.
Ahora, siendo noche más avanzada, el periodista escucha a Duhalde y Rodríguez Saá –los radicales y sucedáneos continúan desaparecidos en inacción– y termina de comprender eso de que “la gente” no come vidrio. Que no siempre es así, valga aclarar. Pero esta vez sí. No pueden ampararse ni en la mesa de Necochea.
Lo de ayer, por muy cursi que suene, fueron unos comicios de masas y, como tales, una oportunidad de festejo. Siempre lo es o debería serlo. Pudo tener varias o múltiples deficiencias. Entre ellas, y no la menor, que íbamos a optar por cuáles postulantes deseábamos para equis partido o alianza, para que compitieran en octubre. Y resultó que no hubo competencia alguna, porque en la oposición se bajaron todos hasta quedar candidatos únicos, y en el oficialismo jamás estuvo en duda que Cristina era número puesto. Pero no dejó de ser un hecho participativo en el que el pueblo tuvo algo para decir. Una chance agregada para que cada quien tome nota, sin poder ampararse en lo relativo de una consulta de opción privada. Se escucha con insistencia que la única encuesta creíble, válida, es la de las urnas. Pues ayer hubo una.
En cualquier caso, puede haber influido la comparación del momento o etapa argentinos –primarias incluidas– con las noticias que llegan desde varias puertas afuera. Cruzando la Cordillera, hay una lucha que debiera ser inverosímil por la instauración de algo tan groseramente elemental como la educación gratuita, y un presidente que se anima a sentenciar que en esta vida debe pagarse por todo. En Europa y los Estados Unidos, sin caer en predicciones apocalípticas a las que el infantilismo ideológico es tan afecto, vuelve a ponerse en cuestión a dónde irán a parar con sus papeles pintados. A Londres y varias ciudades inglesas las incendiaron unas tribus, crecientes, que claman por el consumismo que el sistema les planta en ecuación de si mira y no se toca. España sólo trasciende por sus indignados. Las palabras impuestas son ajuste, recorte, exclusión, deuda, especulación.
Al lado de eso, cómo no mensurar que el mundo aprecie que estamos a mejor resguardo que los países centrales. Que hayamos celebrado unas elecciones incluso desabridas. Que las únicas noticias sean, casi, que el periodismo hegemónico carece de ellas, so pena de pasar un papelón tras todo lo que pronosticó.

jueves, 9 de agosto de 2012

Página12 - Rodolfo Gaeta: Los paradigmas que ya no son


 

Sábado, 11 de febrero de 2012


Thomas S. Kuhn y la primera edición de ‘La estructura de las revoluciones científicas’.
Los paradigmas que ya no son
Por Rodolfo Gaeta *

Algunas palabras tienen una curiosa historia.  En sus cautivantes Lecciones Preliminares de filosofía, Manuel García Morente refiere cómo el término “trascendental” –un complejo concepto filosófico vinculado con la teoría del conocimiento de Kant– llegó a ser sinónimo de “muy importante” en la lengua castellana.  Cuenta el autor que en la España de fines del siglo XIX algunos oradores familiarizados con el pensamiento de Kant y partidarios del gobierno republicano empleaban la palabra “trascendental”, entendida en su genuino sentido; pero cuando otros políticos, carentes de formación filosófica, trataban de imitarlos, y dado que esa palabra suena importante, comenzaron a utilizarla, precisamente, como un adjetivo que denotaba importancia.  En virtud de ese malentendido, el vocablo adquirió un significado completamente apartado del original.  Confieso que nunca pude imaginarme de qué manera una palabra tan técnica como “trascendental” encontró alguna vez lugar apropiado en un discurso político, pero de todos modos, a falta de otra explicación, doy por cierta la narración.

El paradigma
 

Análogos fenómenos ocurren en nuestra época.  Un caso muy destacado, sin duda, es el que ha protagonizado el término “paradigma”.  Lo pronuncian los intelectuales, los políticos, los redactores de anuncios publicitarios, los periodistas deportivos, en fin, muchos usuarios de diferentes idiomas.  Cualquier cambio que se quiera destacar, aunque se trate del formato de un asiento de bicicleta, se presenta como “un cambio de paradigma”.  El tema merece algunas reflexiones, sobre todo porque –en contraste con lo acontecido con la palabra “trascendental”, por ejemplo– las confusiones en torno al concepto de paradigma aparecen por doquier y son frecuentes incluso en el ambiente académico.
La etimología nos remonta a la antigua lengua griega, en cuyo ámbito “paradigma” significaba “ejemplo, modelo”.  Adquirió más tarde un sentido técnico en la lingüística, un modo de referirse a expresiones que ilustran el uso de un conjunto de componentes del lenguaje.  Así, por caso, el verbo “amar” es el paradigma de la primera conjugación en castellano.
Thomas S. Kuhn, el autor que echó a rodar el término, sugiere que se inspiró en este último sentido cuando eligió la palabra “paradigma” como instrumento para analizar el desarrollo de las ciencias.  Aquí la historia del término se entrecruza con los avatares de la vida de Kuhn.  Poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, mientras estudiaba física, se le pidió que les diera un curso de historia de la ciencia a los estudiantes de humanidades.  En esas circunstancias, vivió dos experiencias que encaminaron su concepción acerca de la ciencia.  Una de ellas fue la dificultad que encontró en un principio para comprender cómo mentes de la talla de Aristóteles pudieron adoptar creencias que en la actualidad parecen completamente inverosímiles.  La otra fue el contraste entre el comportamiento habitual de quienes investigan los fenómenos naturales, por un lado, y los científicos sociales, por el otro.  Los primeros comparten, durante períodos a veces muy dilatados que Kuhn denominará “etapas de ciencia normal”, un determinado vocabulario y una serie de creencias, valores y métodos propios de su disciplina, de manera que sólo se ocupan de resolver problemas acotados; en algunas ocasiones, sin embargo esta posibilidad de crecimiento acumulativo parece agotarse y surgen condiciones propicias para que se produzca una revolución, una reacomodación radical del lenguaje y demás ingredientes de esa rama del conocimiento que iniciará un nuevo ciclo de ciencia normal.  Los científicos sociales, en cambio, carecen de tales elementos unificadores, sus comunidades se hallan fragmentadas, envueltas en permanentes desacuerdos de todo tipo.  Se encuentran aún, diría Kuhn, en una etapa pre-científica.
Kuhn se convenció de que había hecho un importante descubrimiento.  En su opinión, la tradicional creencia de que el conocimiento científico es el resultado de la aplicación de métodos fundados en el razonamiento y las observaciones no se ajusta a la historia de la ciencia.  La continuidad de las hipótesis ptolemaicas o la adopción de la propuesta copernicana, por ejemplo, no podía resolverse apelando solamente a las observaciones o la lógica.  Se requería, fundamentalmente, la elección de un punto de vista y la exclusión de otro.  Los copernicanos percibían un mundo diferente del que veían los partidarios de Ptolomeo, del mismo modo que en un dibujo ambiguo una persona reconoce inmediatamente la figura de un pato mientras otra percibe la de un conejo.  Los ptolemaicos han aprendido a examinar el cielo y resolver las cuestiones astronómicas bajo el supuesto de que la Tierra permanece estática.  Y abandonar esa manera de proceder para adoptar la posición contraria exige una conversión mental.  Asimismo, a fin de sortear la dificultad que Kuhn debió enfrentar, el historiador de la ciencia debe poder experimentar una especie de conversión retrógrada para poder ver el mundo con ojos aristotélicos.  Estos procesos son el resultado de la acción de una constelación de factores que influyen en el surgimiento, la difusión, la persistencia y, tarde o temprano, el reemplazo de un enfoque determinado.  Y Kuhn necesitaba darle un nombre que no estuviera asociado a la doctrina de ningún otro filósofo de la ciencia.  Se inclinó por otorgar un nuevo significado a la palabra “paradigma”.  Así, pues, una disciplina se constituye como ciencia a partir del momento en que una comunidad de expertos comienza a regirse por un paradigma, gracias al común reconocimiento de cierto logro; por ejemplo, una teoría que permite explicar adecuadamente los fenómenos celestes.  La nueva acepción del término vio la luz en La estructura de las revoluciones científicas, de cuya aparición se cumplen 50 años.  Kuhn sostenía que los paradigmas son incompatibles e inconmensurables entre sí: no hay un lenguaje común que posibilite la completa comunicación entre científicos partidarios de distintos paradigmas, ni posibles experiencias o argumentos que permitan resolver sus diferencias.

Las revoluciones
El destino de aquella obra ha sido, por cierto, bastante singular y en muchos aspectos no menos paradójico.  En primer lugar, contra lo que cabría esperar de un libro que supuestamente iba a herir de muerte a la filosofía de la ciencia vigente, mereció consideración inicial porque fue publicado en la colección de la Enciclopedia de la Ciencia Unificada, el órgano de difusión creado por los miembros del Círculo de Viena, y gracias a la recomendación de Rudolf Carnap, uno de los más consecuentes representantes del empirismo lógico.  Esta circunstancia revela no solamente la honestidad intelectual y la apertura de los editores sino también una clave para valorar las contribuciones de Kuhn.  Creo que, contrariamente a las expectativas del propio autor, algunos destacados empiristas no encontraban en ellas la ruina de su tradicional programa sino, en todo caso, una apreciable complementación de los análisis que habían emprendido.  La posterior evolución del pensamiento de Kuhn, así como la reciente revalorización de los aportes de los filósofos pre-kuhnianos, indica que las diferencias entre Kuhn y sus predecesores es menos espectacular que la apariencia.  Baste recordar que las tesis de la carga teórica de la observación, el papel de la teoría en la recolección de datos o los componentes convencionales de la ciencia, presentadas a menudo como la refutación del empirismo, no fueron introducidas ni por Kuhn, ni por Hanson ni por ninguno de los exponentes de la “nueva filosofía de la ciencia”.  Aparecen ya en las obras de Bacon, de Comte, y sobre todo en las de Mach, Carnap y Popper, entre otros.
Pero si algunos autores pasaron por alto la falta de rigor de Kuhn y hasta toleraron manifiestas contradicciones –como la de afirmar y después negar que los científicos que trabajan en diferentes paradigmas viven en mundos distintos– otros lo rechazaron.  Una de las dificultades surgía a propósito del significado del término “paradigma”.  Margaret Masterman encontró en sus páginas al menos veintiún sentidos diferentes de ese vocablo.  Otro concepto sumamente problemático era el de la inconmensurabilidad.  No se entendía cómo los científicos que han sido formados dentro de un mismo paradigma, los galileanos y sus rivales, por ejemplo, pueden perder de pronto la capacidad de comunicarse entre sí.  Menos comprensible y más paradójica aun era la posibilidad de que los historiadores y los filósofos de la ciencia lograran transponer las barreras de la inconmensurabilidad para examinar cualquier paradigma, por lejano que les resultara en un principio.
Las tesis de Kuhn debían enfrentar también otra clase de dificultades.  Por un lado, la desvalorización de la razón y de la contrastación empírica, que ceden su lugar a factores históricos, psicológicos o sociales durante los episodios revolucionarios, equivale a defender una concepción extremadamente irracionalista de la ciencia, oscurecer la posibilidad de diferenciarla de otras actividades y abandonar la esperanza de que produzca un verdadero progreso.  Por otro lado, si la tarea desarrollada a lo largo de los períodos de ciencia normal, es decir, durante la mayor parte del tiempo, está determinada por el paradigma reinante, la historia de la ciencia parece resumirse en una sucesión de decisiones arbitrarias intercaladas entre dilatadas etapas de profundo dogmatismo.  Se entiende, entonces, por qué los que atribuían a la ciencia un esencial y permanente ejercicio de la crítica, como Popper, rechazaran el autoritarismo encarnado en la ciencia normal...
La respuesta de Kuhn consistió en negar que fuera irracionalista o subjetivista y para mostrarlo reelaboró sus argumentos.  Esa tarea le insumió el resto de su vida.  Pero murió sin llegar a finalizar el libro que prometía una versión definitiva de su doctrina.  De todos modos, en las siguientes publicaciones introdujo cambios.  Sostuvo que los distintos significados del término “paradigma” podrían reducirse a dos: en un sentido amplio, entendido como una matriz disciplinar compuesta por generalizaciones simbólicas (leyes o definiciones), modelos, valores y presuposiciones metafísicas; en un sentido más acotado, concebido como ejemplares, modelos de problemas y soluciones desprendidos de aquella matriz que guían a una comunidad científica durante los períodos de ciencia normal.

Los seguidores
Pero mientras Kuhn se esforzaba para responder a sus críticos, fue surgiendo una legión de simpatizantes que se entusiasmaron con las interpretaciones menos sensatas de su posición.  Lo confirma el comentario de un colega vienés del autor de La estructura...: “Kuhn alienta a personas que no tienen idea de por qué una piedra cae al suelo a hablar con seguridad acerca del método científico”.  Si el lector de estas líneas piensa que quien profirió semejante sentencia fue Popper o algún malhumorado y decrépito sobreviviente del Círculo de Viena, está equivocado.  Las palabras pertenecen nada menos que a Paul Feyerabend, el enfant terrible de la filosofía de la ciencia.
En efecto, la deliberada informalidad del lenguaje de La estructura..., la amenidad del relato, la vaguedad de sus ideas y su simpática actitud iconoclasta atrajeron a un variado público que experimentaba la sensación de comprender por fin en qué consiste la tarea científica y, en muchos casos, daba rienda suelta a la oportunidad de sortear el incómodo respeto que la ciencia pretendía imponer.  Solamente así se explica que un libro encuadrado en una disciplina hasta ese momento reservada para laboriosos eruditos se convirtiera en un best seller, traducido a dieciséis idiomas y con un millón de ejemplares vendidos.  En terrenos cercanos a la actividad académica despertó simpatías que originaron dos tendencias.
Por un lado, el menoscabo del papel de la experiencia y el razonamiento en las decisiones científicas y la importancia que se atribuía a otros factores –los psicológicos y los sociales, por ejemplo– extremaron un enfoque que Kuhn parecía haber habilitado pero nunca desarrolló: disolver la filosofía de la ciencia en la sociología –el caso de Barnes y Bloor– o aun en la curiosa etnografía de la ciencia –el caso de Latour–.  Pero los que celebran estos ensayos no parecen tener seriamente en cuenta una dificultad que amenaza desde siempre a los relativistas.
Si aceptar una teoría científica no depende de su plausibilidad ni del resultado de experimentos sino de las relaciones de fuerza y los intereses de los miembros de una comunidad científica, la validez de las hipótesis queda fuertemente comprometida.  Mas esta conclusión se vuelve contra sí misma: porque la historia, la psicología y la sociología que la avalan serían tan poco confiables (si no menos) que las ciencias naturales y no habría ningún motivo para tomarlas por verdaderas.  Peor que una victoria pírrica, esta forma de kuhnianismo desemboca en un colectivo suicidio intelectual.
Otra tendencia fue la creación de un nuevo deporte epistemológico: la caza de paradigmas.  Animados por el impiadoso retrato que parecía desalojar las ciencias naturales del pretendido pedestal de la objetividad, quienes no estaban dispuestos a desaprovechar la oportunidad que les brindaba Kuhn dejaron de lado la idea de que las ciencias sociales poseen métodos completamente diferentes de los que usan las ciencias naturales y pasaron a sostener que ambos tipos de ciencia comparten las mismas características: se desenvuelven gracias a los paradigmas.  Procuraron entonces identificar los paradigmas correspondientes a las ciencias sociales, a fin de igualarlas con las naturales.  Sin embargo, esa empresa chocaba con un grave defecto de nacimiento, pues mientras en las ciencias naturales generalmente se encuentran creencias y métodos ampliamente compartidos por los investigadores de una disciplina, esto no sucede en las ciencias sociales.  La solución que encontraron fue candorosamente sencilla.  Postularon que en una disciplina social es usual que coexistan varios paradigmas.  Así, por ejemplo, los marxistas, los keynesianos y la escuela de Chicago podrían desarrollar paradigmas simultáneos en la ciencia económica.  Pero esto contradice irremediablemente las suposiciones de Kuhn y priva de legitimidad al uso del concepto de paradigma.  En la situación típica, para que algo pueda funcionar como un paradigma, es necesario que haya derrotado a los demás competidores y monopolice las prácticas de la comunidad científica.
Así, al tiempo que se hacía más popular, Kuhn debía defender su concepción de la ciencia en varios frentes.  Por un lado, responder las objeciones de los filósofos que no encontraban coherentes o satisfactorios sus análisis.  Por otro lado, se veía obligado a alejarse del intento de convertir la filosofía de la ciencia en una rama de la sociología y de la tergiversación de sus ideas que hacía lugar a pretensiones tan insostenibles como la coexistencia de varios paradigmas en una misma disciplina.  Declaró que no compartía en absoluto aquellos intentos porque nunca pretendió poner en duda la autoridad del conocimiento científico.  Sus publicaciones evidencian una posición cada vez más moderada.  Presentan las revoluciones científicas como el surgimiento de nuevas especialidades más que como episodios dramáticos.  La inconmensurabilidad queda restringida a la incompatibilidad de algunos términos y no constituye una barrera infranqueable.  Con razón John Horgan ha descripto a Kuhn como un “revolucionario renuente” mientras que Newton Smith lo comparó con los revolucionarios que luego se convierten en socialdemócratas.
A esta altura cabe preguntarse: ¿Y qué sucedió con los paradigmas?  Kuhn reconoció que el término, como los personajes de Pirandello, se le había escapado de las manos.  Y se había vaciado completamente de sentido.  Entonces, renunció explícitamente a seguir utilizándolo.  Aunque de vez en cuando cedía y, quizá con la nostalgia del hombre maduro que recuerda un perdido amor juvenil, volvía a recordar “lo que alguna vez llamé un paradigma”.


* Filósofo, profesor titular de Historia y de Filosofía de la ciencia (UBA).